Glitter sí, glitter no

Por Rocío Deguer –
Hoy se desarrolló en Argentina y a nivel global el 8M, la movilización por el Día Internacional de la Mujer. Desde las primeras horas de la tarde las mujeres copamos transportes públicos y calles; jóvenes, niñas, adultas y muchas, muchísimas adolescentes.
Estos últimos días fueron históricos porque lo que antes se discutía a puertas cerradas y en círculos muy reducidos, se discutió en voz alta y sin pudor. La discusión por excelencia fue si hombres sí u hombres no, pero también se debatió sobre si daba o no daba ir con glitter.
Por supuesto en la marcha hubo hombres y hubo glitter porque son debates que no terminan de saldarse y eso está bien porque cuanto más grande es la cuestión, más cosas hay para debatir y la cuestión feminista es hoy una cuestión enorme.
Lo del glitter es especialmente simbólico porque es fiesta, alegría, brillos y colores y, ¿qué es nuestra jornada? No es una fiesta y por momentos se parece más a un doloroso funeral pero un poco de alegría da ver a tantas mujeres organizadas en el mismo lugar y tirando (más o menos) para el mismo lado. El glitter no estuvo de más, fue un complemento colorido para la visibilización de nuestra lucha.
¿Los hombres fueron un complemento, un estorbo o qué cosa? Hubo muchos hombres en la macha y la mayoría de ellos no se hicieron sentir más que con fotos innecesarias pero otros hicieron justamente lo que no tenían que hacer, que era acaparar la calle y en una esquina entera podías ver a cinco pibes tocando bombos, pibes sin mujeres y esos sí, esos se sintieron y sobraron.
Otro tema aparte fue el de los pañuelos verdes, inconseguibles. La idea de los pañuelos es que no se vendan entonces si no llegás a las 16 hs puntual te quedás con las ganas. Todas queremos el pañuelo verde porque representa una de las mayores consignas del feminismo, que es el aborto legal, seguro y gratuito. Todas queremos llevarlo encima y mostrarlo con orgullo, es una de nuestras banderas y la aspiración concreta más próxima, que es la aprobación en el Congreso del Proyecto de Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE).
Hoy estuvimos todas juntas y se sintió, unidas por experiencias compartidas, recuerdos similares y objetivos (más o menos) parecidos. En esa amalgama que por momentos parece ser el feminismo es donde queremos estar, nutriéndonos de todas las disidencias y dando todos los debates que haya que dar. Es nuestro lugar, es ese espacio donde todas decimos, sin discrepancias, que no nos callamos más.